martes, 28 de junio de 2011

Obra Pictórica





Cortísimos

ATEO
No existe dios. ¡Lo juro por Dios!

LITERARIA
El escritor justificaba su falta de talento en la incomprensión de quienes lo leían.

INCONTROLABLE
El dipsómano se cosió los labios para dejar de beber ¡pero aprendió a inyectarse! 

ANTILOBO
Práctico, el último de los tres cochinitos, escondió en su ropero el arma que le dio el triunfo: su título de arquitecto.

LA ARTIFICIOSA
La muñeca fea fue a la estética, la transformaron y nunca más se escondió en los rincones.

LA REALIDAD
El chorrito de la fuente no se hacía grandote, se hacia chiquito: se secaba.

BIATRIZINA
¿Por qué no la deje en el infierno?
-concluyó Dante, el esposo, en sus bodas de plata.

REFRAN
Vi volar un ciento de pájaros en el cielo.
Uno, atrapó mi mano y dijo:
-Vale más una mano que cien manos, tratando de atrapar una parvada.

PARADOJA
La medicina de Esculapio revivió muertos, pero le causó la muerte.

LOTINA 
-¿De dónde proviene la sal?
-De la curiosidad de quien miró hacia atrás.

QUIJOTESCA
-Burdo sancho que temes nimiedades y te alejas cuando puedes gozar de los placeres.
-El que se quema con leche hasta al jocoque le sopla.

LA RESPUESTA
El anciano le dijo al niño:
-Cuando crezcas lo sabrás.
El niño creció y, anciano, le dijo al niño:
-Cuando crezcas lo sabrás.


EL ORDEN
La tarde no quería ser tarde y la aurora tampoco quería se.
La noche odiaba ser noche y el día negaba ser día.
Dilema que Dios resolvió.
-Hágase la tarde, hágase la aurora, hágase el día, hágase la noche. 
Mandato de Dios.

LA DIFERENCIA
La RANA le dijo al sapo:
-que feo eres, tienes la piel arrugada y los ojos saltones, las patas gordas y tu croar es desafinado.
Y el sapo le dijo:
-Pero canto.

EL PARADIGMA
EL FLOJO justificó su indolencia cuando supo la efímera vida de la mariposa y la longevidad de la tortuga.

EL MASOQUISTA
¿Por qué tenemos sólo dos? Dijo con rabia el hombre cuando sintió el segundo golpe en la otra mejilla.

LA SENTENCIA
LA AGUJA invidente mendingaba en el mercado:
-Una limosnita, por el amor de Dios, para este ojo ciego por donde pasó fácilmente un camello.

DALTONICA
LAS UVAS de vid eran rojas, maduras, pero la zorra de la fábula las vio verdes y prosiguió su camino.

EL FILÓSOFO
NO ME des un pez para comer hoy. Enséñame a pescar para que mi alimento sea eterno –le dijo el pescador.
Y el hombre lo arrojo al mar. 

PRINCIPESCA
POBRE DE la Cenicienta a quien le faltaba el pie cuyo zapato nunca perdió.

EL INFECCIOSO HIDALGO
En un lugar de mi panza de cuyo nombre no quiero acordarme, ha mucho tiempo nació un microbio, de esos que matan al hombre.

domingo, 8 de mayo de 2011

EL REGALO



Cuando nació mi nieto, busqué en un cajón donde guardo mis pensamientos, mis ideas; una que otra ternura que ha gastado el uso, un impulso aquí, un enojo allá; confundido todo con pedazos de risas y lagrimas embebidas en una tela suave, de terciopelo rojo. Ahí busqué una piedrita mágica que a veces aparece de cuando en cuando, en cajones olvidados. Pensé hacer con la piedrita un amuleto que pudiera llevar el niño en la muñeca, en el cuello, en el dedo, para que lo cuidara de maleficios y peligros; para que le evitara cualquier mal, cualquier daño. Y creciera feliz y sano.

Pero no encontré la piedrita mágica; en cambio, untada en el fondo del cajón, encontré un pedacito de mi alma, casi invisible, que una vez rasgué por descuido. Y, sin que nadie me viera, se lo dejé en las manos para sentir siempre la caricia de mi nieto en lo más profundo de mí ser.


El dia de un niño / 1992
Plumón sobre papel / 33x21 cm 

Mi idea del Cuento Fugaz


Un cuento corto, breve, empieza, termina. El deleite o la indiferencia se manifiestan durante su lectura; y al final, puede quedar una huella que va extinguiéndose, poco a poco, hasta que se vuelve un recuerdo.
Un cuento fugaz aparece de pronto; como un cuento breve, corto, desaparece; pero, el cuento fugaz no es una brevedad, un espacio, tampoco un contenido. El cuento fugaz es movimiento; aparece y desaparece cuando apenas inicia su propósito.
¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Para qué?

Roberto Cruzpiñón

Los Pecados (selección de cuentos)

LA IRA

El ciego viandante toca con su bastón blanco una roca en el camino y pregunta iracundo:
-¿Quién eres, que obstruyes mi paso?
Breve tiempo de silencio, sin respuesta.
-Hombre o bestia, creyente o demonio, apártate de mí.
Otra vez el silencio.
El ciego golpea la roca con la punta del bastón, varias veces.
-Eres fuerte y grande, pero insolente. Apártate o descargaré mi enojo sobre ti.
Y golpeó furiosamente hasta que hizo añicos el bastón. Arrojó el pequeño pedazo que le quedó y se dejó caer al suelo. Tanteando con las manos, prosiguió su camino a gatas.

LA IGNORANCIA

-Después de contarte lo que vas a oír, te pido que contestes mi pregunta y digas si es bueno o es malo.
Mi hermana me tomaba de las manos y prosiguió:
-Ayer, le han puesto el nombre de nuestro tío a una escuela. ¿Es bueno o es malo?
-No hay duda que es bueno -le respondí- honrar así la memoria de una persona es bueno, indudablemente.
Ella contestó:
-Pero la escuela es para retrasados mentales. ¿Es bueno o es malo?

LA AVARICIA

El soñaba todas las noches de todos los días de todas los años.
En las mañanas, al despertar, no dejaba ir al sueño soñado: lo guardaba en un cofre de plata. Así atesoró todos los sueños del mundo, impidiendo que los hombres y las mujeres soñaran.
Alguien descubrió y denunció que guardaba los sueños y, entre todos, hurtaron el cofre. Al abrirlo, se maravillaron de tanta riqueza. Y felices, esa noche se acostaron a dormir para soñar.
Y tuvieron pesadillas.

LA ARROGANCIA

Los dos ríos bajaron de las montañas y deslizáronse paralelos por el valle compitiendo veloces y caudalosos.
-Soy inmenso
-Yo soy más.
Inventaron adjetivos petulantes.
-Yo soy grande.
-Yo soy más.
Más de pronto, se perdieron en el mar y convergieron en las aguas.
Insistieron:
-Yo fui grande.
-Yo fui más.

IMPERTINENCIA

Mi hermano, tiene una cicatriz en un muslo que yo le hice con un picahielo cuando era un niño.
¿Le duele hoy, después de 60 años, como me duele a mí?

viernes, 29 de abril de 2011

Acerca de mi obra Pictórica

La creación artística –la pintura- puede considerarse un sistema en el que los elementos principales son el artista creador y el espectador.

El artista que pinta para satisfacer su necesidad, puede llegar a la plenitud o no si espera la aceptación, la negación o el rechazo del espectador. Cuando el artista requiere del espectador en su grado máximo para satisfacerse, tal vez no alcance a lograr su realización.  Otro, es el artista que satisface ya su necesidad desde el momento en que firma su obra terminada y que no espera su realización en la actitud del espectador.

En este segundo caso, la creación pictórica satisface ya al pintor que termina la obra, pero que va mas allá: no se limita a que el espectador contemple, se emocione, se irrite, acepte o rechace la obra, sino que, incita, impulsa y obliga al espectador a dejar su actitud contemplativa para que reconstruya a partir de la obra del autor, su propia obra artística. Hace del espectador un artista creador, en esta propuesta estructuralista de la pintura.

La idea plasmada en cada obra fue ya satisfactor del artista. Se presenta como una parte orgánica no terminada desde el punto de vista del espectador, quien debe gestálticamente, conformar su propia estructura repintando la obra, según su estado anímico, su temporalidad y su circunstancia.

Mi obra se compone de pinturas con diversos temas y técnicas: rostros, paisajes, figuras humanas; al carbón, óleo, acrílico, agua, tinta, pastel-óleo, siempre con la nueva propuesta pictórica estructuralismo.

Roberto Cruzpiñón


La Dama Silvana 
1991 / Acrílico sobre papel
76 x 56 cm 

El Adolescente
1990/ Acrílico sobre papel
85 x 55 cm 


Geneasico
1985 / Óleo sobre tela
60 x 50 cm 


El niño y el sol
1992 / Tinta sobre papel
16 x 10 cm 


Niño Blanco y Papalote
1992 / Acuarela
10.5 x 6 cm 


viernes, 22 de abril de 2011

Viñetas Varias


Lugares

Vámonos inmóviles de viaje 
para ver la tarde de siempre
con otra mirada,
para ver la mirada de siempre
con distinta tarde. 

Vámonos, inmóviles

Ilustraciones: Roberto Cruz Piñon
Texto: Xavier Villaurrutia 

jueves, 21 de abril de 2011

Roberto Cruz Piñon

"Hombre de quehaceres multiples, preocupado por la suerte de las diferentes esferas del conocimiento humano... escribe, es poeta, narrador, químico farmaceutico de profesión, profesor y artista plástico..." (Fragmentos Ing. Carlos Adan Cruz Bencomo. 1994)

Cuando todo falta

25 de octubre de1997 / Por Roberto Cruzpiñón
Era un vasto terreno, árido, donde el viento, que soplaba constantemente, había formado médanos por la acumulación de la arena rojiza. Cada duna, de diferente altura, caracterizaba el espacio como un inmenso desierto, donde las ráfagas del viento movían la arena de un lado a otro.
Desde el punto más alto podía verse, a lo lejos, una edificación basáltica, como si fuera un espejismo. Tenía como base una gran plataforma y un muro de poca altura que soportaba una serie de columnas, en cuyos capiteles descansaba el entablamento del edificio. La entrada era una gran puerta de cuarzo incoloro que contrastaba con  el verde del basalto.
Hombres y mujeres, ancianos, adultos, jóvenes y niños, caminaban en silencio, en aparente desorden hacia la puerta del edificio. Sus pies levantaban la arena rojiza que caía como una lluvia menuda. Observándolos, en conjunto, se hacía evidente un ritmo acompasado, único.
Cuando llegó, había una larga fila de personas que esperaba entrar al edificio. Se colocó detrás de un hombre de anchas espaldas. Una persona se detuvo detrás de él. Otra. Y otra. La hilera se hizo más larga. Esperó. Tuvo una extraña sensación de angustia; como si, de pronto, despertara de un largo y pesado sueño. La fila empezó a moverse hacia adelante. Fue entonces cuando se preguntó qué estaba haciendo ahí. Qué impulso lo había llevado a formarse en la fila para esperar que aconteciera lo que ignoraba. Sentía el golpe de la sangre en su cabeza impidiendo la coordinación de su mente. ¿Qué hacía ahí ?.
Trató de calmarse. Instintivamente, tocó la espalda del hombre de enfrente.
-¿Para qué es esta fila ?
Su angustia creció, cuando trató, en vano, de recordar. Ningún vestigio de memoria. Ninguna señal que lo situara en esa realidad.
-Para que nos hagan la autopsia.
¿Había oído bien? ¿Abrir un cadáver y examinar sus órganos para saber las causas de la muerte?
-¡Pero si yo no estoy muerto!
-Todos en esta fila, estamos muertos.

El universo cayó sobre él. Su primer impulso fue correr, alejarse de esa pesadilla, pero una fuerza invisible lo sujetó a la marcha de la fila. Un intenso temblor recorrió su cuerpo hasta llegar a su boca, en donde sus labios temblaron, incontrolables.

-¡No, yo no estoy muerto, no! ¡Dios! ¡Dios!
¡Qué desamparo! ¡Qué soledad! Y la fila se movía, ahora, con rapidez inusitada. El gritó desesperado, implorando una asistencia milagrosa mientras cruzaba la puerta de cuarzo.
Era una inmensa sala de paredes y techo de cristal. La luz parecía emerger del piso de mármol. Caminó por un largo pasillo blanco con puertas a los lados. Abrió una, y penetró a un cuarto con anaqueles y percheros. Se desnudó lentamente. Colgó su ropa en uno de los ganchos y se puso un overol de plástico. Alguien le ayudó a colocarse un mandil y unos guantes de látex. Entró a la sala donde había una mesa de granito iluminada por la lámpara del artefacto cuadrado que pendía del techo. Un cuerpo desnudo yacía sobre la mesa. Sintió un golpe en la mano y empuñó el bisturí. Palpó diestramente el vientre y con pulso firme cortó, desde el pubis, hasta el esternón.
"...Dios asiste."

Querido Diario

Noviembre de 1997 / Por Roberto Cruzpiñón                                          
Dejé de escribirte mil años. ¡Ingrato de mí! Olvidé que eras una creación mía donde pude contar íntimamente mis angustias para encontrar alivio. Hablé con mis congéneres humanos cuando los tuve, conmigo mismo en profundos soliloquios y, en mi larga y penosa soledad, con Dios. Te reirás, Yo  ¡hablando con Dios!
Han pasado tantas cosas que no sé por dónde comenzar. ¿Recuerdas cómo te conocí? Era un niño que había aprendido a leer y escribir recientemente. Vivía con mis padres, en un pueblo olvidado que no tenía luz eléctrica, agua potable, ni drenaje, cuando alguien te regaló conmigo. Acaricié el verde brillante de tus tapas que abría y cerraba, embelesado, porque con el sonido de tus hojas blancas compuse mi primer canción infantil.
¡Cuánto tiempo ha pasado en la historia hombre! La Filosofía, la Ciencia, la Tecnología, la Cibernética; Todo por el Hombre. Guerras, conflictos, desesperanza.
La Ingeniería Genética desarrolló técnicas para crear mutantes. Al comienzo, alimento. Después, mutantes para gobernar. Seres diferentes a la raza humana, cuya única función era el mantenimiento de la sociedad.

Surgió una ciudad compacta, sólida, cibernética. Para su funcionamiento utilizó la energía potencial del hombre. Energía producida por el alión que es la energía que escapa cuando el hombre muere y que la tecnología ha logrado almacenar. Parecía lógico y aceptable. Hasta que, a punto de ser insuficiente por la longevidad de los hombres, los gobernantes no esperaron a su muerte. Se extrajo la energía de todo ser vivo. Este alión, fue tratado para que respondiera satisfactoriamente al estímulo fisicoquímico. Y la ciudad, para moverse, dependió del alión. Sin embargo, algunos aliones, por causas inexplicables, no podían almacenarse...

Te olvidé hasta hoy, que desperté con una extraña y nostálgica sensación humana, que no quiero perder. Afirma la identidad que pretenden arrebatarme. A veces pierdo la memoria. Intuyo entonces que soy parte integradora de El Sistema Global. Me niego a claudicar mi condición humana y recobro la memoria. Es la única que me permite la libertad de pensar. La rebeldía por la que me mantienen aquí. No quiero rendirme. Lo saben. Cuando una oleada de estupor me invade, imagino cerrar los ojos que no tengo, estirar mis brazos ausentes y mover mi cuerpo desintegrado. Y un vasto campo verde aparece. Y corro, salto, bostezo, río, lloro. Todo para conservar mi característica humana. Pensar, meditar, reflexionar creer, opinar, son actividades abstractas, prohibidas al hombre. No caben dentro de los límites concretos, utilitarios, de El Sistema Global imperante, que no permite más que la función y la acción integradora. En mil años, la evolución nos, ha reducido a una mínima entidad. Una partícula que conserva afinidad a los impulsos electromagnéticos para guiarla hacia un trabajo convenido: un alión ergofisico con información propia a la respuesta.

Afortunadamente, no lo han logrado con todos. Como yo, hay otros en este fluido donde me encuentro, a quienes no han podido eliminar el atavismo que recuerda nuestro pasado. Por eso nos mantienen aquí. No somos útiles, todavía, para sus fines, porque la respuesta a los estímulos externos, está condicionada a nuestra voluntad. Perseveran y tratan de erradicar la idiosincrasia humana. Periódicamente, modifican el fluido donde estamos confinados. Cambian las condiciones de densidad, temperatura, presión y acidez, para catalizar nuestra respuesta. Después cesa la agresión y enfrían el fluido, a tal grado, que disminuye nuestra actividad. Entonces, duermo.

Sé que hay más como yo, resistiendo a los cambios. Nos mantienen aislados por medio de campos magnéticos de rechazo. Con el tiempo, he podido manejar mi energía. Puedo aumentar, disminuir o mantenerla en límites bajos. Parece que nuestros electrones excitados, invaden órbitas externas, con energía concentrada, que se manifiesta en longitudes de onda diferente. Esta probabilidad nos permite una comunicación en clave, y la certidumbre de que no estamos solos.
Yo, que no creía, creo en el alma humana, y en Dios. Lo intuyo. Los antiguos filósofos hablaban de una substancia eterna, incorruptible, forma pura sin materia, inmóvil, simplísima, sin potencia, hacia donde tienden los seres imperfectos. ¿Mil años de desarrollo nos han llevado a esto?

La forma manifiesta, física, de los seres vivientes, no existe ya. Las plantas, los animales, como los conocíamos, han desaparecido. Se decía que tenían alma sólo para vivir, crecer y multiplicarse. Los animales, para moverse, además. ¿Serán estas almas las únicas-que han podido transformar en iones energéticos? La diferencia en el alma humana, es la voluntad de crear. ¿Será éste el alión no doblegado? ¿El almáión que resiste la disgregación, porque su atributo indivisible no lo permite? Por ahora no encuentro otra explicación.
Este desenvolvimiento, alcanzado por el Hombre en su evolución histórica lo reduce a la civilización en el Sistema Global: ¿Era ésta la percepción del Hombre en su información genética? ¿Habrá sido, por eso, que, premonitoria, escatológica o esperanzadoramente, inventó la leyenda, el mito y la religión?

Si es así, querido diario ¿Deberé continuar resistiendo o claudicaré? ¿Es esta evolución el aniquilamiento del hombre? ¿O el paso más cercano a la presencia de Dios?

Cabecita de niño

Noviembre de 1997 / Por Roberto Cruzpiñón

Son dinosaurios, Capitán.
Juego con mis tres hermanas menores en la casa vieja de mis padres donde nací. Frecuentemente estamos solos porque ellos atienden su negocio en la zona comercial de la ciudad.
Cuando abro los ojos, veo los rostros de mis hermanas. Fingen seriedad y contienen la risa para que yo no adivine quién de ellas dijo la frase con voz distorsionada.
- Fuiste tú.
- No, no.
- Tú.
- Tampoco.
El juego, antes divertido, se torna insulso, pesado. Invento otro: esa Navidad, todos vomitaron después de cenar el pavo horneado al que rocié con polvos para matar ratas.
- Fue sólo un juego, papá.
Soy el primogénito y me corresponde la responsabilidad ante mi padre.
-    ¡Preparen ¡Apunten
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Mis hermanas caen pesadamente sobre el césped del jardín. Yo soplo mi dedo índice que es la pistola humeante del ejecutor.
Otras veces, somos los personajes de los cuentos. Me cubro con la zalea blanca que tiene mi madre sobre el sofá de la sala. Me pongo las botas de mi padre y correteo, hasta un rincón, a las caperucitas de mis hermanas.
- ¡Qué manos! ¡Qué orejas! ¡Qué dientes! ¿Qué es esto tan grande? Preguntó caperucita.
Mis hermanas gritan, ríen. No me señalan las enormes botas negras que calzo.
-  Son tus pompis.
Y todos reímos.
- ¿No te da vergüenza andar así?
Mi padre me zarandea, me arrebata mi disfraz de lobo. Entonces, como mi perro no sabe manejar, lo llevo de paseo por la ciudad en mi coche de pedales, y persigo a mis hermanas tratando de atropellarlas. Ellas huyen, despavoridas. Mi perro ladra. Y yo río.
Los dejo y me trepo a un árbol frondoso, donde los gorriones caen de sus nidos, muertos de asco. Ahí permanezco, acomodado en una de las ramas, durante dos días seguidos, observando. Padezco hambre y sed en mi refugio.


- Vecino, présteme su telescopio.


Es que hay una nube que no me deja ver si la casa de enfrente es mi casa. Está pintada del mismo color amarillo. Tiene las mismas ventanas, de cortinas blancas, de encaje, y parece que huele a vómito de pavo horneado.


Hasta ahí, llegaron veinte niñitos que tocan a la puerta. Entre ellos, estamos mis hermanas y yo. Mis padres nos hacen entrar uno a uno, con amabilidad. Adentro, dos ogros hambrientos nos persiguen. Los veinte niñitos corremos. Gritarnos.


Mis hermanas y yo, nos escondimos en el refri.  Hace frío. Huele a leche descompuesta que sale de cuatro biberones verdes. Entreabrimos la puerta del refrigerador y vimos corno dos enormes cabezas rodaron por la escalera y llegaron frente a nosotros. Nos miran. Tienen ojos rojos y sus bocas mastican cabecitas de niños.
El cuarto, en penumbra, se iluminó con el chasquido del interruptor de luz. El psiquiatra cerró su libro de notas, Apagó la pequeña lámpara del escritorio. Anotó en su agenda la fecha y la hora de la próxima cita. Y lo despidió. El hombre bajó en silencio la escalera y salió a la calle, al bullicio de la ciudad. Dos sombras lo flanquearon cuando caminaba por la acera. Se alejó conversando amigablemente con ellas. ¡Eran Batman y Robin en persona!

Un Cuento de Niño

29 de Noviembre de 1997 / Por Roberto Cruzpiñón                                               

Es el cuento del niño que habita en la casa de piedra gris rodeada de un gran patio con árboles frutales y un hermoso jardín.
En el patio hay ciruelos, tamarindos, naranjos y papayos. También icacos, marañones y anonas. Anidan en los árboles tzensontles, clarines, pitirres, zanates, canarios, y algunas golondrinas en el pórtico de la entrada, desde donde parte un camino de baldosas rojas que termina rodeando la noria de azulejos. A los lados del camino, crecen los tulipanes, los jazmines, las gardenias y las dalias.
Revolotean sobre las flores, abejorros, libélulas, mariposas, avispas negras, pardas, amarillas. Cubren las paredes de la casa, la enredadera de flores blancas y los gruesos tallos de bugambilias que se desparraman sobre el techo.
- No quiero ser un ángel.
La ventana de la recámara del niño, tiene vidrios grandes, siempre limpios, que le permiten mirar el patio y el jardín, sin levantarse de la cama.


Pasa el día rodeado de libros y juguetes. Aliviado, a veces, pero sin mejorar, imagina salir de la casa a perseguir a las mariposas y a las libélulas y a volar con las aves. Cuando sopla el viento, mira las nubes blancas moviéndose en el cielo. Castillos de torres puntiagudas, monstruos acechando ciervos, barcos con remeros que, luego, se transforman en gigantes de brazos largos torcidos, diablos y querubines...


Entre todos los pájaros que cantan, hay uno gris, pequeño, con un lunar de plumas rojas encrespadas en la frente, como el cuerno de unicornio. Llega antes del amanecer y se posa en la rama que mece frente a la ventana de la casa. Su canto cristalino, agudo y armonioso, anuncia la salida del sol.


Al anochecer, las sombras de los árboles son brujos de rostros feos, que galopan en caballos flacos sobre el pecho del niño que se convulsiona. Y aparece la noche de ahogos y de pesadillas. También los monstruos traga-aire que no lo dejan respirar. Así, agonizando, hasta que escucha la nota que, increíblemente aguda, lo despierta.
El pájaro unicornio canta, posado en la rama. Se mueven las plumas de su pecho y agita las alas ahuyentando los monstruos. Vuela frente a la ventana y le canta al niño la música más hermosa.
- Quiero ser pájaro.
Así pasa los días y las noches el niño que, desde su lecho, mira el patio y el jardín de su casa y escucha el trinar del pájaro que canta todas las mañanas frente a su ventana.
El Señor de los Pájaros, observa.


El Señor de los Pájaros tiene su reino en una cueva azul. Al atardecer recibe a los pájaros de todo el mundo. El camino para llegar es largo y arriban agotados. Les da a beber un líquido transparente en cuencas de madera añeja. Es un líquido con polen de flores cultivadas en la cueva, mezclado con rocío de la mañana y miel purísima. También contiene pedacitos de papel pautado con notas que dibuja con tintes vegetales. El Señor de los Pájaros es el músico que compone las canciones de las aves. Algunas veces, el papel pautado lleva una nota especial.
Las aves duermen durante la noche y las despierta el Señor en el momento preciso. Acaricia sus alas, les da instrucciones y las anima a volar. Salen hacia todos los Sitios del mundo, y cantan.
El pájaro-unicornio no tiene plumas coloridas todavía. Es gris, como todos los pájaros iniciados. Con el tiempo recibirá sus plumas de colores. Por ahora, el Señor de los pájaros le ha puesto un cuerno rojo.
Cuando el pájaro llega a la rama del árbol, puede ver, por la ventana, a un niño enfermo que jadea su noche agitada. Lo mira, bate sus alas, aspira el aire profundamente, y trina. Se esfuerza por cantar su mejor melodía. Sabe que el niño lo espera. Canta la nota especial que le dio el Señor de los Pájaros: ser un niño, es el milagro más grande que le puede pasar a un ave.


El pájaro se convierte en el niño que respira, sano. El niño, en un pájaro que trina, en el cuento del niño que habita en la casa de piedra gris, rodeada de un patio con árboles frutales y un gran jardín.

domingo, 10 de abril de 2011

Muestra Plástica

Vendedora de Frutas /1991
Acrílico sobre papel / 56x76 cm

 La Exuberante / 1987
Óleo sobre tela / 40x30 cm

La niña de el sueño de hoy / 1987
Óleo sobre tela / 36.5x23.5 cm

Los que miran sin mirar / 1990
Acrílico sobre papel / 85x55 cm

El hombre y el sol / 1987
Pastel óleo sobre papel / 32x50 cm

La niña de los ojos rojos
Acrílico sobre papel / 85x55 cm

Mujer con Flores / 1991
Acrílico sobre papel / 76x56 cm

Flores de petalos distintos / 1985
Acrílico sobre papel / 32x49.5

Flores Explosivas / 1989
Pastel óleo sobre papel / 49.5x32 cm

CUENTOS FUGACES

El malo
Confiésome, Padre, que he pecado con el pensamiento, con mi obra y con mi acción: crucifiqué a Jesús.

ANORMALIDAD
Los rayos del sol calcinaron al vampiro sonámbulo.

ACHARES
Aconsejada por Yago, su ángel de la guarda, Desdémona asesinó a Otelo en un arranque de celos.
EXEQUIAS
Congregados en el cementerio, celebramos el más bello y solemne oficio religioso. Un funeral lleno de flores, de coronas, de frases sentidas, de elogios a las virtudes terrenas del difunto. Hubo ayes de dolor, desmayos y ropas desgarradas. Cuando terminó todos se fueron. ¡Me dejaron solo dentro de mi tumba!

EL REMEDIO
Se quejaba siempre, vociferando. El día de pascuas, le creció una cola.  Aterrado, gritó. Y le creció el hocico. Y gritó. Le crecieron las orejas. Gritaba, pataleando. Cayó en cuatro patas. Impotente, extenuado, durmió su pesadilla.
Al día siguiente, volvió a la normalidad.
Hoy es un hombre mudo, feliz.

EL FANTASMA
Leyó compulsivamente, todo lo que los autores escribieron sobre leyendas, misterio, fantasía, ciencia ficción, horror, asesinatos. Aprendió tarot, conjuros, magia negra, vudú, ritos satánicos. Habita, eternamente, en una casona de un pueblo abandonado, arrastrando cadenas.

EL DESEO
El cartero soportó, todo el dia, el intenso dolor de su pierna derecha, mientras repartía las tarjetas e Navidad. Ofreció el sufrimiento a cambio del milagro que aliviara su miseria. En su cuarto, encontró que la molestia, era un enorme diamante en su zapato.
Esa misma noche, le amputaron tres dedos del pie, necrosados.

LA SEÑAL
El hombre, se regocijó cuando la paloma llegó volando, se posó en su hombro y, con el pico, besó su mejilla. ¡Qué ternura! ¡Qué excelsa señal! Pensó retener al ave que le daba tales muestras de afecto.
Un niño de cabellos revueltos y de ojos tristes, se acercó compungido.
-Es  mía. Mi paloma siempre se despide de la gente que está próxima a morir.

RETROVISION
Detrás de mis ojos, tengo otros dos ojos que se abren, cuando duermo, para mirar mis sueños.

SEMEJANTE
Cuando el dinosaurio despertó; Monterroso, no.

EL FINAL
Cuando el anciano recogía sus pasos, vio que sus pasos venían a su encuentro con zapatos ajenos.

LA SOLUCIÓN
Era tan avaro que se doctoró en economía.

jueves, 24 de marzo de 2011

Muestras Plásticas

La Niña de Otro Sueño / 1987
óleo sobre tela / 36.5x23.5 cm
La Mujer de los Ojos Rojos / 1990
Acrílico sobre papel  / 85x55 cm